El alma de una casa

La elaboración

Humildad y silencio

A la experiencia y la pasión del viticultor le sucederá el arte y el talento del bodeguero para seleccionar, y después asociar en una elaboración sutil, las promesas de cada viñedo en los ensamblajes. El Chardonnay estará en todos estos ensamblajes, marcando la firma original de la Casa Taittinger. Un estilo único, diseñado desde el principio, del que el Comité de cata es siempre el garante más valioso. Pero nunca hay nada seguro. «Nuestro oficio es fruto de la humildad y del silencio», dijo un día Pierre-Emmanuel Taittinger: la humildad ante la materia viva obtenida del trabajo de la naturaleza y de los hombres, sin garantía de sus evolución y de su resultado; el silencio, el de la paciencia y el del tiempo, necesario para una plenitud perfecta de los vinos antes de encontrar el camino de la luz, el de nuestra felicidad…

Alexandre Ponnavoy

"Nuestro trabajo
es la humildad y
el silencio"

Pierre-Emmanuel Taittinger

Ensamblaje

La firma del Chardonnay

Chardonnay, Pinot Noir y Pinot Meunier, variedades repartidas de forma equilibrada en sus 37 viñedos diferentes entre los mejores de la denominación de origen «Champagne». E viñedo Taittinger refleja el estilo de la Casa y le permite ofrecer una amplia gama de champagnes brut, rosé o blanc de blancs. El Chardonnay, en el corazón de todos los cuvées, marca la firma constante y original del estilo Taittinger, cuya excelencia es reconocida en el mundo entero.

El Chardonnay, en el corazón de todos los restaurantes, marca la firma constante y original del estilo Taittinger

"Avanzamos en pequeños pasos para desarrollar un champán cuya principal ambición sea no parecerse a ningún otro, si no a sí mismo. "

Claude Taittinger "El Champagne por Taittinger" publicado en 1996

Tiempo

La filosofía del tiempo

En Champaña, la pasión es una virtud que comparten el viticultor y el bodeguero.

Si el tiempo que hace y el tiempo que pasa se combinan para dar vida y fuerza a las uvas de las viñas, el tiempo también va a actuar en la elaboración de los vinos claros, y luego en la plenitud de los champagnes en el corazón de las bodegas. Esto solo es la prueba de que este largo tiempo sabrá revelar el arte y la intuición de los artesanos de Champagne Taittinger, dignos herederos de la historia secular de las galerías galorromanas de piedra caliza y de los monjes benedictinos de la antigua Abadía de Saint-Nicaise.

Lugares de producción

Resaltar siempre la materia

Con constancia y generosidad, fuerza y delicadeza, la naturaleza produce la materia noble del champagne. Con respeto y paciencia, entre tradición y modernidad, el hombre debe entonces aliarse para resaltarla.

Con este espíritu es como se realiza la elaboración de los champagnes Taittinger. Aunque el estilo de la Casa reposa en gran parte en la calidad de sus viñas y de sus ensamblajes, también se basa en los medios que se emplean para desarrollar la elaboración de sus cuvées. Aunque el espíritu de la tradición y algunos de sus ritos se siguen conservando, Taittinger también propone herramientas modernas. La Casa investiga continuamente para mantener la calidad de sus champagnes y la confianza que se proporciona a su nombre, conocido en todo el mundo.

RETENER SOLO
LO MEJOR

La leyenda cuenta que Teobaldo IV, Conde de Champaña, al volver de la cruzada de 1239 en Tierra Santa, trajo de Chipre unas plantas de vid cuyo vino le encantó. Las hizo plantar en sus tierras de Epernay y Sézanne, dando así origen a la línea del Chardonnay actual.

El Chardonnay, una variedad de vid noble, debe su reputación a las admirables cualidades, que combinan finura y ligereza, que ofrece a los vinos. Sus uvas, brillantes y doradas, con un fuerte potencial aromático, proporcionan al vino una gran elefancia, con aromas de tilo, cítricos, y luego, aromas tostados de brioche, de cera y de vainilla. El Chardonnay, variedad de vid de guarda por excelencia, también tiene una gran proporción en todos los cuvées de la Casa, proporcionándoles ese toque airoso y ligero, fresco y delicado, característico del estilo Taittinger.

Dependiendo de los cuvées (excepto el Blanc de Blancs), el Chardonnay se combina con Pinot Noir o Pinot Meunier. En el ensamblaje de Champaña, el Pinot Noir tiene el papel de estructurar el vino y proporcionarle el cuerpo que lo convertirá en un vino potente y aromático. El Pinot Meunier proporciona vinos suaves y afrutados que se liberan rápidamente y aportan la redondez al ensamblaje.

A lo largo de la vendimia, realizada a mano cuando se alcanza el grado de madurez perfecto, las uvas se van depositando en uno de los tres centros de prensado de la Casa, en las inmediaciones. Los racimos, pesados e identificados, se prensan viñedo por viñedo, cepa por cepa. El prensado debe ser lento y progresivo, para así extraer un mosto, lo más limpio posible. El rendimiento de la extracción es bajo. A partir del «hollejo» de 4000 kg de uvas (unidad de prensado en Champaña), se obtienen 2550 litros de zumo de uva o «mosto». Los primeros prensados representan 2050 litros y se conocen como la «Cuvée»; después, el «segundo prensado» supone 500 litros.

El mosto de los primeros prensados, que es el más puro, rico en azúcar y ácidos, proporciona vinos aromáticos y sutiles, con una gran finura, ideales para el envejecimiento. Casi todos los cuvées Taittinger se elaboran con estos primeros prensados.
En la bodega cada mosto se almacena por separado, dependiendo del viñedo, de la cepa y de la fracción, antes de haber sido tratado en cubas de acero inoxidable termo-reguladas. Para los cuvées Comtes de Champagne Blanc de Blancs y los Folies de la Marquetterie, se elabora el vino en barricas y fudres de roble. Después de la fermentación y del trasiego, los vinos que se obtienen son «vinos claros».

Aquí es cuando se realiza el delicado arte del ensamblaje, un arte que combina la tradición, la creación, la intuición y la humildad. Retener solo lo mejor, buscar este sabor único: esta es la filosofía del estilo de los champagnes Taittinger. El Comité de Cata tiene la misión de definir este sabor único cuando el vino todavía está claro, antes del método champenoise.
En el libro de Claude Taittinger, «Champagne par Taittinger», publicado en 1996, describía su visión de la cata: «Realizamos pequeños toques, para elaborar un champagne cuya ambición principal no sea la de parecerse a ningún otro, sino a sí mismo», reconociendo con humildad que este proceso requiere «un trabajo, un esfuerzo metódico y un poco de suerte»

TIEMPO PARA UN
INSTANTE

Frente al tiempo que da forma, la paciencia se combina, en ocasiones, con la humildad frente al azar que crea.

Así contaba así recientemente Pierre-Emmanuel Taittinger la fórmula histórica: «A un pensador se le ocurrió esta bonita frase: «El azar es un gesto discreto de Dios».  Me gusta pensar como él: cuando en el siglo XVII, los monjes de las abadías de la región de Champaña enviaban barriles de ‘vino tranquilo’ (del zumo de uva fermentado) a Inglaterra, solía pasar que los comerciantes ingleses, por dejadez, los dejaban al frío en los muelles de Londres. Evidentemente así se realizaba una segunda fermentación. Este proceso intrigó a algunos monjes, entre ellos a Pérignon. Así que lo perfeccionaron hasta crear el vino de Champaña. Después, las familias alemanas de cerveceros vinieron hasta Champaña a mediados del siglo XIX para investigar sobre el método champenoise y el uso de las levaduras. Estas dieron su nombre a las que se convertirían en las grandes marcas de champagne. Nuestra bebida procede de una combinación de almas francesas, inglesas y alemanas».

La Casa Taittinger, como respetuosa heredera de esta tradición de Champaña y de los cimientos de su propia historia, integra el tiempo como un elemento principal de la elaboración de sus champagnes. Del trabajo de las viñas al prensado de los racimos, de la elaboración del vino al embotellado, del trasiego al degüelle, el tiempo se mide y se adapta. Principalmente en la fase de envejecimiento en bodega es donde el tiempo actúa como la quintaesencia para lograr la plenitud de los champagnes. Es aquí, en el silencio, protegido de la luz, en la intimidad de cada botella, donde se revelan poco a poco las esperanzas y las promesas de los ensamblajes. Promesas que, de 4 a 10 años más tarde, dependiendo de los cuvées, ofrecerán su parte de felicidad en algún instante. «L’instant Taittinger»…

INVESTIR EN EL
FUTURO

Taittinger está marcado por la historia.

La historia de la dinastía familiar, pero también la de los lugares en los que ha invertido la Casa, como las galerías galorromanas de piedra caliza y las cuevas de la antigua abadía benedictina Saint-Nicaise, que acogen hoy en día el lento envejecimiento de los cuvées Comtes de Champagne.

Esta historia no está congelada y se sigue escribiendo hoy en día, en concreto mediante los esfuerzos y las inversiones realizadas en cuanto a la viticultura sostenible o para la mejora continua de las instalaciones de producción. La Casa dispone actualmente de dos lugares: Justice y Clostermann, cuyo nombre hace referencia a su lugar de implantación en Reims.

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